Retorno

IMG_20180318_191540“He vuelto”, fue lo que pensé al salir del mar agitado y frío de Puerto Viejo, mientras dirigía mi mirada hacia el horizonte, donde suponía que debía encontrarse Indonesia. Eran los días previos al Año Nuevo del 2018, mi segunda semana de un retorno definitivo, luego de mi residencia de cuatro años en Asia. Simbólicamente las aguas de la playa de mi infancia recuperaban su lugar, cedido temporalmente al mar cálido del Indico en Bali y Lombok. Y volví a repetir esa frase cuando me detuve frente al imponente edificio centenario de la ferretería que fue de mi abuelo en la esquina de Próspero con Ricardo Palma, en Iquitos.

Volver es reconectarte con los amigos, con las alegrías y las frustraciones del día a día. Y también con los sabores, el mar y los edificios de la infancia.  Pero además ha significado retomar este blog, un espacio que tuve en silencio por demasiado tiempo.

Estando en Indonesia escribí algunos textos; sin embargo, cuando los releía no me sentía cómodo: al redactar en caliente, volcaba mi estado de ánimo y el producto era una catarsis personal impublicable (incluso inoportuna). Y si los edulcoraba terminaban como una publicación de guía de viajes. Ahora, con cierta distancia emocional y ya en otro contexto, puedo abordar las mismas situaciones con menos aprensión.

Fueron años de los cuales guardo una profunda gratitud por un país que nos acogió y que nos abrió los ojos a realidades que desde el Perú nos son difíciles de imaginar. Y en el camino sucedieron muchas cosas trataré de compartir por aquí. Ojalá lo consiga.

 

Verdades relativas

shutterstock_122301394bDurante mis primeras vacaciones de universidad, antes de cumplir los 18, viajé por tierra hasta Buenos Aires. Era mediados del 86, luego de un primer ciclo de Estudios Generales que me había costado un esfuerzo mucho mayor que el esperado. Iba de mochilero con Rafael, un amigo del colegio, en una ruta que, si bien tenía como destino final la capital argentina, pasaría antes por Santiago, Osorno y, luego de cruzar los Andes, San Carlos de Bariloche.

En Chile aún gobernaba Augusto Pinochet; el plebiscito ocurriría dos años después. Era una época de mejora de imagen que vendía el éxito económico liderado por Hernán Büchi y los llamados «Chicago Boys», que tácitamente justificaba el terror desencadenado en el golpe de estado del 73 con una envidiable recuperación económica. Como una prehistoria de la internet, yo solía sintonizar emisoras en onda corta, y una de las que mejor se captaba era Radio Nacional de Chile, que al ser un vocero oficial describía un país ganador, eficiente. Así que cuando cruzamos la frontera en el control de Chacalluta y la bienvenida nos la daba un letrero con la frase «En orden y paz Chile avanza», la sensación era que estábamos por presenciar la confirmación de que el fin justificaba los medios. Sigue leyendo

Daño colateral

shutterstock_129734645Los comentarios de un personaje público pueden tener efectos inesperados, muchas veces desagradables, sobre ciudadanos comunes que de pronto tenemos la necesidad de interactuar con gente que nos siente, de alguna manera, una extensión de dicho personaje, y por ello pasibles de ser receptores de los sentimientos provocados por lo que dijo. Si se trata de una situación de por sí confrontacional, la falta de buen juicio puede sembrar reacciones hostiles que corren el riesgo de derivar en hechos violentos. Y en el extranjero, esto se siente con más fuerza, ya que por más empatía que encuentre alrededor, uno nunca dejará de ser minoría. Sigue leyendo