Los comentarios de un personaje público pueden tener efectos inesperados, muchas veces desagradables, sobre ciudadanos comunes que de pronto tenemos la necesidad de interactuar con gente que nos siente, de alguna manera, una extensión de dicho personaje, y por ello pasibles de ser receptores de los sentimientos provocados por lo que dijo. Si se trata de una situación de por sí confrontacional, la falta de buen juicio puede sembrar reacciones hostiles que corren el riesgo de derivar en hechos violentos. Y en el extranjero, esto se siente con más fuerza, ya que por más empatía que encuentre alrededor, uno nunca dejará de ser minoría. Sigue leyendo
Daño colateral
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