Verdades relativas

shutterstock_122301394bDurante mis primeras vacaciones de universidad, antes de cumplir los 18, viajé por tierra hasta Buenos Aires. Era mediados del 86, luego de un primer ciclo de Estudios Generales que me había costado un esfuerzo mucho mayor que el esperado. Iba de mochilero con Rafael, un amigo del colegio, en una ruta que, si bien tenía como destino final la capital argentina, pasaría antes por Santiago, Osorno y, luego de cruzar los Andes, San Carlos de Bariloche.

En Chile aún gobernaba Augusto Pinochet; el plebiscito ocurriría dos años después. Era una época de mejora de imagen que vendía el éxito económico liderado por Hernán Büchi y los llamados «Chicago Boys», que tácitamente justificaba el terror desencadenado en el golpe de estado del 73 con una envidiable recuperación económica. Como una prehistoria de la internet, yo solía sintonizar emisoras en onda corta, y una de las que mejor se captaba era Radio Nacional de Chile, que al ser un vocero oficial describía un país ganador, eficiente. Así que cuando cruzamos la frontera en el control de Chacalluta y la bienvenida nos la daba un letrero con la frase «En orden y paz Chile avanza», la sensación era que estábamos por presenciar la confirmación de que el fin justificaba los medios. Sigue leyendo

Daño colateral

shutterstock_129734645Los comentarios de un personaje público pueden tener efectos inesperados, muchas veces desagradables, sobre ciudadanos comunes que de pronto tenemos la necesidad de interactuar con gente que nos siente, de alguna manera, una extensión de dicho personaje, y por ello pasibles de ser receptores de los sentimientos provocados por lo que dijo. Si se trata de una situación de por sí confrontacional, la falta de buen juicio puede sembrar reacciones hostiles que corren el riesgo de derivar en hechos violentos. Y en el extranjero, esto se siente con más fuerza, ya que por más empatía que encuentre alrededor, uno nunca dejará de ser minoría. Sigue leyendo