«Cierra los ojos, respira profundamente e imagínate un lugar en el que te sientas absolutamente tranquilo». Estaba conversando con una amiga que estaba ayudándome a manejar la transición laboral y esto de la relajación me parecía algo totalmente válido: tomar perspectiva, mirar los cambios como una oportunidad, valorar lo que uno ha conseguido y lo que sabe.
Al final de la sesión me preguntó qué lugar me había imaginado. «El asiento de un avión, lo más adelante posible, en el pasillo; si es posible el 1C», fue mi respuesta
No era la playa, ni una piscina o un jardín a media tarde en Mayo. De manera natural, casi automática había pensado en el paréntesis que significa estar en un lugar donde nadie te buscará de improviso, donde no tienes otra cosa que hacer que desconectarte, siempre que no tengas un informe pendiente.
Así recuerdo mis viajes. Libros y películas que devoré sentado en vuelos de diversa duración. Y de todos los asientos posibles, siempre anhelaba el 1C, en primera fila, pasillo, donde podía estirar las piernas y levantarme cuando quisiera, sin molestar a nadie. Además tiene dos ventajas adicionales: está cerca al baño y eres el primero en bajar del avión. Por lo general era una aspiración que la realidad truncaba. Además, si el avión tenía clase ejecutiva el 1C resultaba la mayoría de las veces inalcanzable.
Pero ya fuera el mítico 1C o cualquier otro, y si tenemos un estómago acostumbrado a las turbulencias, el hecho de subirse a un avión es una invitación a estar con uno mismo, con mucho tiempo para pensar entre lecturas y pantallas. Además, puede ocurrir el caso (infrecuente, por cierto) de estar sentado junto a alguien con quien de pronto comienzas a conversar y resulta casi un personaje de libro o te aporta comentarios que enriquecen tu propia reflexión.
Ahora que viajo menos el reto es buscar mi 1C fuera del avión, para seguir pensando, cavilando. A veces lo encuentro, pero al igual que antes, no siempre es el mismo lugar. Espero hallarlo siempre, y que lo que salga de él valga la pena compartirlo con Uds. Ojalá.
Excelente inicio, siempre me gustaron tus comentarios y anécdotas luego de los viajes, que bueno que ahora otros puedan disfrutarlos. ¡Buen viaje!
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Interesante, me gustó.
La búsqueda del 1C no debe de parar, mi abuelo decía «perro que camina encuentra hueso, así que ya sabes Farro Peña.
JLZ
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Gracias, amigo. A seguir buscando el hueso entonces…
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Lo acabo de leer con mamá y nos gustó muchísimo, como mensaje y como redacción. Hijo,que siempre encuentres el 1C, donde quiera que estés.
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Tu papi me comentó del blog. Lo encuentro interesante y espero algún día también encontrar mi 1C.
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